lunes, 2 de abril de 2012

Hartísticamente hablando.

Yo también estoy harta.
Harta del mundo.
Harta. De los pijos. De los que tienen mucho dinero de verdad y de los que tienen el mismo que yo, pero que prefieren gastarlo en apariencias, gracias a ese invento estúpido llamado capitalismo, que te permite vivir el sueño que no existe.
Harta de los polos Lacoste y de los que solo pagan si la coste es muy alta. Harta.
Harta. De la contaminación. De que sea rentable lo que cubre el infierno. De que cada día haya más gente durmiendo en la calle y de que nos quejemos de ello por estética más que por ética.
Harta. De la banca. Del gobierno. De que la banca gobierne.
Harta. De Dios, también. Sea quien sea. Sea lo que sea. Harta de que sólo tome realidad por medio de tronos para nadie, bañados en oro, que darían de comer a alguna población entera de Etiopía.
Harta de la religión. Harta de la Semana Santa y de que me guste. Harta de reírme de la señora gorda del balcón que le dedica su saeta y su pasión a un trozo siniestro de madera. Harta de personas que se ponen bajo esos tronos que dibujan a un señor pobre que se inventó otro señor muy muy rico para que los muertos de hambre no se sublevaran, creyendo que un héroe los salvaría en la muerte. Harta de los que se hacen daño por "promesa" (harta, en general, de los que prometen).
Harta de los que se tapan los ojos y destapan los pies con toda la fe del mundo y todo el miedo que dan las desavenencias de la insupervisada vida. Harta de los que se agarran a Dios y hacen dependientes a otros del mismo. Harta de las viudas de la procesión y de su altura fingida, de su dolor absolutamente machista, de su última posición en el paso de Dios.
Harta de la Iglesia. Harta SOBRETODO de la Iglesia. Harta de pensar que Dios es todo lo contrario a sus representantes. Harta de confiar en ese Dios distinto. Harta de tener que inventármelo por no ser lo suficientemente valiente como para afrontar la vida tal y como es.
Harta de pensar en pasado más que en futuro. Harta de no vivir el presente. Harta del tiempo. Harta de que no pare de escaparse. Harta de que ya se haya escapado un cacho más.
Harta de los cambios. Harta de que "al final todo se acaba cuando empieza lo mejor". Harta de que lo mejor nunca llegue a empezar realmente. Harta de los momentos postmortem. Harta de llorar lo perdido. Harta de perderme llorando.
Harta de que la gente que se va sin ser echada, realmente nunca vuelva sin ser llamada. Harta de que me echen, de que luego no me llamen y, encima, yo, volver.
Harta de la frustración que da el no poder irse de un sitio en el que no quieres estar. Harta de querer huir. Harta de quedarme.
Harta del suelo pringado de mantequilla, de la lluvia en la cara, de los días peores. Harta de Murphy. Harta de que el helado siempre me cale el mismo diente. Harta de que ya no quede helado.
Harta de los que se comen lo más rico.  Harta de que los ricos sean los que más comen.
Harta de la gente egoísta. Harta de ser tan egoísta como para estar harta de los egoísmos de los demás.
Harta de A. Harta de que sea Alta. Harta de que sea Amable. Harta de que sea ¡Ay que graciosa! Harta de que sea Amejor.
 Harta de Almería. Harta de mis monstruos. Harta de haberme convertido yo en el que más miedo me da.
Harta de TI. Harta de que no hagas exactamente lo que querría que hicieras. Harta de querer esas cosas. Harta de que no madures y de que me robes, también, mi madurez. Harta de morirme porque no des señales de vida. Harta de hartarme de ti. Harta de que den igual mis harturas. Harta del BUCLE y del pozo sin fondo que es la vida contigo. Harta de que no seas capaz de ELEGIR. Harta de que nunca me elijas. Harta de perder porque tú salgas. Harta de salir perdiendo.
Harta de mí contigo. Harta de ti sin mí.
Harta de TÚ. Harta de que no existas. Harta de que seas. Harta de que no seas. Harta de que por tu culpa. Harta de que no me hartes, no seas capaz de hartarme.
Harta de vosotros. Harta de que haya caras que me den rabia. Harta de las fotos mentirosas. Harta de que no me salga a mí bien una de esas fotos, leche. Harta de que no me crezca el pelo, y que aún así al mes ya se me note la raíz. Harta de ser rubia. Harta de no serlo.
Harta de lo falso. Harta de la gente que dice que la mejor virtud es la sinceridad. Harta de los que confunden sinceridad con mala ostia.. Harta de la hipocresía, pero no de la falsedad. Harta de la mentira. Harta de que me mientan. Harta de mentir por qué.
Harta del francés y de no reconocer que en realidad me gustó la trigonometría. Harta de las cuentas y de los cuentos. Harta de tener que hacer las cosas mejor de lo que me las valoren. Harta de que así funcione la vida.
Harta de mi miedo estúpido y sinsentido a las pelotas que vuelan. Harta de tener que jugar al voleybol por ser niña. Harta de que no se me de bien, ¿vale? Harta de ser la única persona en el mundo que no sabe darle a una pelota al estilo voley. Harta de no ser una chica voley. Harta de que existan las chicas voley.
Harta del pelo a lo voltaire, los mocasines, los lunares (ya sean en la piel o en la ropa) y la gente que no se entera. Harta de las cositas que se aprenden a memoria, tales como el Padre Nuestro o un diálogo de CUALQUIER capítulo de Los Simpsons.
 Harta del fútbol. Harta del fútbol. Harta del fútbol. Harta del fútbol y de los anuncios de Antena 3.
Harta de los parquímetros-robo. Harta de la zona azul. Harta de que realmente no sea azul ninguna zona. Harta de que ella sea las 3 guas: guay, guapa, guasona. Harta de que yo sea las 3 trs: triste, truncada, tronta.
Harta de ser ingeniosa. Harta de tener genio pero no tener ni lámpara ni deseos. Harta de fingir que no me importa.
Harta de los domingos. Harta de haberme equivocado por culpa de los demás. Harta de Coldplay, de lo que es "buena música", de lo que es "buena tele", de lo que es qué. Harta de las etiquetas, de todas, sobretodo de las que pican. Harta de las abuelas con morro que se cuelan en todos sitios, de los viejos infelices que gruñen más que un perro comiendo. Harta del olor a leña.  Harta de que digan de lo que no puedo estar harta. Harta de hacerles caso. Harta de no tener opción
Harta de los domingos, básicamente.
Harta de repetirme. Harta de las series de época, de los serios de todos los tiempos, del dentista antipático.
Harta de levantarme temprano. Harta de los despertadores desafinados, de la canción de alarma a la que acabas tomándole manía. Harta de Queco. Harta.
 Harta de no parar de escribir. Harta de no ponerme muchas veces a hacerlo. Harta de las expectativas de la gente. Harta de decepcionar. Harta de que haya un por qué de no tener que hacerlo.
Harta de que internet vaya más lento que un individuo en taca-taca. Harta de que cerrara Megaupload. Harta de no poder bajarme bien capítulos, ostia. Harta de que mi vida no sea como una serie, y que después del super monólogo sensacionalista, no ocurra absolutamente nada.
Harta del olor a café, de la gente que idealiza los desayunos, de las mantas que sueltan cosas, de las guerras y  los guarros. Harta de la Era de la Información y de lo que era información innecesaria.
Harta. Harta de muchas cosas. Harta de no poder contaros todo lo que me tiene harta. Harta de quedarme sentada ante la hartura. Harta de la antilibertad y del liberalismo. Harta de la economía, del euro, del mundo, de llegar tarde, de las tardes que no llegan. Harta de mi nariz en las fotos, de los bolis que se caen al suelo, de la gente que fuma, del Real Mandril y de copiarle los chistes a Alejandro.
Harta de los abrazos que no doy por orgullo. Harta de que el orgullo me haga cruzarme de brazos.
Harta de las noches de insomnio, de las noches de sueño, de no soñar por las noches.
Harta de que siempre se me ocurra otra cosa más de la que estoy harta.
Harta de Android y iPhone, de las lecturas obligatorias, de las injusticias, de que exista el queso en el mundo, de que haya gente que ronque.
Harta de no poder ser yo misma. Harta de no saber quién soy yo.