quedaron las cáscaras
de habernos mirado a los ojos
de habernos mirado a los ojos
y no el rencor por olvidar el hambre que padecimos
ni cuando la esperanza fue nicho en el pecho
-que durante tantos años habitamos, cada uno
en el pecho del otro-.
quedó el comentar con los nuevos habitantes
los caminos torcidos que sabíamos que llegaban,
sentarnos cansados sobre la noche a admirar la salud
todos los sentidos
todos lo que vorazmente me trepanó
todas las tardes inconclusas de intentar
con la cabeza fuerte que volvieras
con la cabeza fuerte que volvieras
fueron hacia ninguna parte
allí construí una casa
eché lejía sobre ti
y desapareció en círculos mi deseo más básico
hasta dejar una mancha incolora que anuncia
limpieza donde antes hubo verdad
allí vivo, allí recibo visitas, allí maldigo de vez en cuando
y allí recuerdo
que quedaron las cáscaras
y de alguna manera los ojos
y de otra ciertos caminos
y no el rencor, no la esperanza, no el pecho ajeno
desde el que por más que lo quisimos
nunca pudimos respirar.
y de otra ciertos caminos
y no el rencor, no la esperanza, no el pecho ajeno
desde el que por más que lo quisimos
nunca pudimos respirar.
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